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Crónicas
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Pues aquí estábamos de nuevo, en el Hotel de Algeciras, esperando a que llegasen nuestros compañeros de viaje en esta nueva aventura por Marruecos. Cervecita y espera... Lo cierto es que ellos tienen unos quinientos kilómetros más viniendo de Barcelona, que nosotros, viniendo de Madrid. Tardarán.

Al fin van llegando. Saludos a los nuevos compañeros y abrazos a los que ya han sido camaradas de aventuras y desventuras (casi siempre aventuras) en muchas otras ocasiones. La primera mala noticia: el coche de Josep viene en tercera y cuarta desde Murcia. Tiene el plan de llevarlo hasta Meknés donde los mecánicos del Gordito le esperarán con una caja de cambios nueva... Empezamos bien.

Cena, unas pocas horas de sueño y madrugón para coger el Ferry. Trámites en Tarifa y cruce del estrecho con el mar algo más agitado que otras veces. En todo caso, el Ferry apenas se mueve entre olas de dos metros y viento de levante. Marejada.

 

Tánger. Lo de siempre. Trámites y más trámites. Pasamos la aduana de los primeros, pero no sé si es más aburrido ir los primeros y tener que esperar a que pasen todos, o ir de los últimos y esperar a los trámites. En todo caso, un aburrimiento que se matiza un poco charlando con los nuevos conocidos de aventuras pasadas y aventuras por venir. Luego nos enteramos que alguno ha tenido problemas con los papeles (¿Te acuerdas, Naomi?). Da igual. Aunque todo esté en regla, siempre hay alguna cosa nueva que te entretiene más de la cuenta en esa aduana. Una vez me hicieron ir a varias ventanillas del piso superior solo para enseñar el pasaporte en cada una de ellas. Recuerdo que llegaba a la ventanilla, enseñaba el pasaporte al funcionario y me enviaba a otra ventanilla donde lo volvía a enseñar y me volvían a enviar a otra y así sucesivamente. Por más que pregunté si había algún problema, no conseguí que me lo dijeran. Por fin en una de las ventanillas que visité, me dijeron que estaba todo bien y que podía marcharme. En fin...

Image 001Después, el tráfico de Tánger. La verdad es que la primera vez que cruzas Tánger piensas que todo el mundo se ha vuelto loco y que qué se te ha perdido a ti entre una maraña de coches que va cada uno para su lado sin importar si viene otro coche o viene un camión o un ciclista o todos a la vez. No pasa nada. Aprendes a ir metiendo el morro en las rotondas y al final pasas. Mas o menos asustado al principio, pero pasas. Por lo menos, esta vez no nos hemos encontrado con ningún accidente. Otra de las veces que pasé por aquí, se habían dado un golpe un coche y un camión. Debieron reunirse unas cincuenta personas, todas chillando mucho, pero a ninguno se le ocurrió quitar los vehículos accidentados de en medio de la calzada, con lo que el atasco fue mayúsculo. Me imagino que es parte de su cultura: La prisa mata. Paciencia.

Autopista y primeras paradas. Ya nos vamos conociendo. Mayoría abrumadora de Toyotas. Un Hummer H2 y un fantástico Discovery rompen la hegemonía japonesa. El resto, un escaparate de la marca: Toyotas cortos, largos, mi 200, mas preparados, menos preparados (¿Verdad Toni?). Más antiguos y más modernos. En fin, un poco de todo.

Kilómetros y mas kilómetros de asfalto, unos cuantos peajes y al final Meknés. La pregunta es: ¿Estará la caja de cambios para Josep?. Y en el caso de que esté.... ¿Podrán cambiarla?

Image 002Afirmativo. Llegada al parking del hotel. Estaban esperando y se ponen a trabajar inmediatamente en el coche de Josep. Los demás nos vamos a darnos una ducha y a hacer tiempo para la cena. Algunos van a ver la Medina y otros van a ver las ruinas romanas de Volibilis. Salgo a ver a Josep y a su coche. Si me dicen unos días antes que van a cambiar una caja de cambio en un parking en la calle, tirados en el suelo de cualquier forma y que luego el coche funcionará correctamente, mis carcajadas hubiesen llegado al Sahara, quinientos kilómetros mas al sur. Llega la hora. Nos vamos a cenar.

No está mal la cena. Tal vez demasiado vegetal. Verduras y más verduras. Termino de cenar y salgo de nuevo a ver cómo va la reparación del Toyota de Josep. Mas malas noticias: La carcasa de la caja de cambio de repuesto no coincide con la del coche. No hay problema. Desmontan los árboles y engranajes de la caja nueva y los montan en la carcasa antigua. A estas horas, mis esperanzas de que ese coche volviera a andar estaban bastante por debajo de cero. Pasan las horas y comienzan a montar. Las dos de la mañana y terminan. Josep se va a probarlo. Increíble. El coche va como una seda. Si no lo veo, no lo creo. Aquí podían hacer un master muchos mecánicos de bata blanca y ordenador en el bolsillo. Trabajo impresionante el de estos marroquíes que con los medios mínimos, en plena calle y en poco mas de siete horas han desmontado una caja de cambios, la han arreglado con piezas de otra y la han vuelto a montar. Solo han parado a cenar lo que les hemos preparado sobre la marcha en una de nuestras mesas de camping. Si no les insistimos, no paran ni siquiera para eso. De verdad que esta gente es increíble. Además, ahora, después de todo el trabajo, les esperan diez horas de coche para volver a Zagora. Mi mayor admiración y respeto para ellos. Esa misma avería, en España, podía haber tardado semanas en ser resuelta. Inimaginable pensar que haya algún taller en España que lo solucione sobre la marcha como lo ha aprendido a hacer esta gente. Estoy seguro de que muy pocos jefes de taller hubieran sabido realizar esta misma reparación, con estos medios y en este tiempo. Sigo perplejo. Nos vamos a dormir.

Suena el despertador y otra vez arriba. Etapa Meknes – Erfoud – Río de arena – Merzouga. No sé porqué, pero algo me dice que el día va a ser largo. Debe ser una especie de conjuro mágico: Cada vez que paso el río de arena del Chebbi (y ya lo he pasado unas cuantas), acabo por acostarme de madrugada. No sé cómo me apaño para hacerlo, pero siempre es así. Se lo comento a Josep y se ríe... “Ya veremos”, me dice, muy optimista.

El recorrido, tan bonito como siempre. Ifrane y sus monos. Bosques. Miradores. Oasis. Palmerales. Asfalto y mas asfalto. Por fin, Erfoud. Gasolinera y repostaje. Comienza la interminable peregrinación de chavales ofreciéndonos de todo. Observo divertido que los compañeros que vienen por primera vez acaban comprándoles algo. Ciertamente, no resulta fácil acostumbrarte a decir que no a estos chicos, pero no queda mas remedio. Son tan incansables que si compráramos cada cosa que ofrecen, habría que quedarse a vivir en Marruecos, sin dinero para regresar y sin un trailer de seis ejes para guardar lo comprado.

Al oeste de aquí, en el desierto, en mitad de ninguna parte, hay tres extrañas construcciones llamadas en su conjunto Casas de Voth. Son la Escalera Celeste, La Espiral Aurea y La Ciudad de Orión, distantes entre sí unos pocos kilómetros. Tengo ganas de volver a visitarlas. Es una
agradable excursión de mas o menos cien kilómetros ida y vuelta y muy recomendable para hacerla en una mañana o una tarde desocupada.

Por fin salimos de la gasolinera y llegamos al cruce del rio a la salida de Erfoud. Sorpresa: Hay un nuevo puente. Se ve todavía el antiguo, unos metros aguas arriba. En realidad, mas que puentes, son vados hechos de cemento en los que el agua pasa por debajo y por encima. Carretera, un poco de pista y empieza la arena. Estamos justo al norte del Erg Chebbi. Primeras enganchadas. Se quedan un par de coches. Un poco de ayuda, un poco de tiempo y todos salen de las trampas. Hace mucho viento y trae arena. Todavía no sabíamos que esa especie de tormenta de arena nos iba a acompañar prácticamente durante toda nuestra estancia en el sur marroquí.

Image 007Las dunas. Lo de casi siempre. Primero se queda uno, luego otro, luego otro... Entre todos vamos sacando a los coches mientras la noche, amablemente, nos envuelve entre sus brazos, amablemente, eso sí, pero la cuestión es que estamos completamente a oscuras. Al fin, entre las emisoras, las eslingas, los winches, las palas, algunos paseos con las linternas y un poco de imaginación, todos consiguen ir saliendo. Gran trabajo de Josep, nuestro guía, que ha estado subiendo y bajando dunas sin parar hasta sacar a todos los coches del atolladero y al que ayudamos en lo que podemos. Hay un Toyota alquilado en Marruecos, prácticamente de calle, que es el que peor lo pasa en las arenas pero al fin estamos todos fuera de las dunas y un marroquí en un jeep nos lleva por un camino mas fácil (supuestamente) que el resto de río de arena. Efectivamente el camino es mas fácil, pero si se descuida acabamos en Zagora. El rodeo que nos hace dar es inmenso. Días después me comenta Josep que después de que el buen hombre había estado esperando a que sacáramos todos los coches de las dunas, no era cuestión de decirle que pasábamos de él y que nos íbamos por nuestra cuenta. Estoy totalmente de acuerdo con él, pero la cuestión es que al final llegamos a nuestra Kasbah - refugio - hogar a la una de la mañana, para variar. Cena (!!Menos mal, a éstas horas¡¡...), ducha y a dormir.

Image 008Amanece el lunes. Hoy tenemos menos prisa al levantarnos y desayunamos con cierto sosiego. Día de dunas en el Erg Chebbi. Ruedas desinfladas y a por ello. Todo va mejor que ayer. Recorremos el rio de arena en sentido inverso al que supuestamente deberíamos haber seguido anoche y entramos en las dunas. Alguna enganchada leve, ayuda de los guías (Un saludo para Omar) y llegada al Oasis Escondido. Nos encontramos con amigos. Por un lado, gente de Territori4x4, por otro, unos amigos de Madrid y Bilbao que hicieron conmigo la Sin Fronteras Challenge en el 2.009. Rato agradable poniéndonos al día de las aventuras que hemos tenido desde que nos separamos al terminar la Challenge. Como ocurre en otros colectivos, Marruecos tiene su mundillo particular y al final acabas conociendo a un montón de gente a la que luego te vuelves a encontrar, viaje tras viaje, más o menos en los mismos sitios. Coca Cola, charlita y bautizo de la gente con Josep como supuesto capellán oficiante. Cabezas y camisas
empapadas, muchas fotos y muchas risas. Por la tarde, Mai y yo decidimos que ya hemos tenido bastantes dunas y nos quedamos en la kasbah. Estoy bastante satisfecho porque parece que por fin he conseguido aprender a manejar en las dunas el Land Cruiser 200 con su cambio automático. La verdad es que me ha costado, porque hay que aprender a dosificar el gas para que cambie la velocidad mas o menos cuando tu quieres y no cuando el coche lo decida. Poco a poco y cometiendo errores, se aprende, como en todas las cosas. Pasamos la tarde libre revisando mi coche y el de Toni mientras los demás se van. Limpiamos los filtros de aire y comprobamos que llevábamos medio Sahara en ellos. Devolvemos la tierra y el polvo a su sitio natural y aprovechamos también para comprar algún recuerdo de esta kasbah en la que cada vez me encuentro mas a gusto. Luego me comentarán los que se han ido que se lo han pasado de maravilla haciendo miles de dunas, pero que por esta vez, no han subido a la Gran Duna. Otra vez será. La Gran Duna no va a irse de aquí. Cena y copita posterior sentados en las tumbonas al lado de la piscina de la kasbah. Todos los días tienen ratos divertidos, ratos tensos y ratos aburridos, pero el ratito de la copita y la charla nocturna se está empezando a convertir en una tradición casi imprescindible.

Image 009Al día siguiente, largo recorrido hasta M’hamid. Pista Prohibida. Algo de polvo y mucho barro en algunos sectores. Alguno se engancha en el barro y hay que sacarlo. Al final, pasamos todos sin mayor problema. Ouzina y Ramlia. Estuve por aquí en diciembre del 2.009 y el polvo era tan espeso que no se veía un Unimog a dos metros. Literalmente. Casi me estrello contra su parte trasera. No tuvimos mas remedio que pararnos a esperar que el aire se aclarara un poco. Ahora hace viento y no hay tanto polvo, aunque la tormenta de arena se hace tan intensa que dejamos de vernos los unos a los otros, nos hace despistarnos y nos dividimos en tres grupos. Búsqueda de referencias y quince minutos después volvemos a estar todos juntos. Comida en un pequeño albergue y después pistas de piedra que nos hacen ir despacio. Puestos de vigilancia. Estamos muy cerca de la frontera con Argelia. Según los planos que utilizo, el trazo de la línea de frontera no está oficialmente muy definido, así que no sabemos muy bien si se llega a cruzar la frontera en algún momento o no. La cuestión es que pasamos el puesto sin problemas. Un poco mas adelante pasamos otro puesto militar y recorremos el cauce y las paredes de un cañón a base de muchas curvas, mucha piedra, y muchas subidas y bajadas. Por fin, unas cuantas horas después llegamos al asfalto, cerca de M’hamid.

Mas malas noticias, aunque afortunadamente, no son graves. El coche de David ha perdido el pasador de uno de los tirantes del puente trasero y el radiador del coche de Joan tiene una pequeña fuga. Arreglo de emergencia con el pasador y viaje de los dos coches heridos a Zagora para que Mohamed el Gordito, una vez más, remedie la situación. No es de extrañar. Con tanta piedra lo raro es que los coches no acaben a cachitos, y eso que hemos ido muy despacio. Palmeral, mas carretera, Tagounite, gasoil y limpieza de filtros de aire. Creo que del mío ha salido arena y polvo como para hacer una duna de tamaño mediano. Llegada a M’hamid. Estupendo el hotel. Grande y muy buenas habitaciones. Los dueños son gente muy agradable que nos cuenta anécdotas divertidas y menos divertidas sobre lo que significa gestionar un hotel en Marruecos. Cervecita y cena. Copita y charla en la terraza. A dormir.

Otra vez madrugón y etapa para disfrutarla. M’hamid – Oasis Sagrado – Erg Chebbi - Iriqui – Zagora. Refresco en el Oasis, fotos a los coches, fotos al oasis, fotos a los amigos y fotos a los miles de ranas que hay en el arroyo. Paseo hasta el Cheggaga e Iriqui. Una vez más, disfrutamos de lo lindo en el río de arena de Iriqui. Fotos. Josep nos lleva a un yacimiento de fósiles. Los hay a miles. Nunca dejará de sorprender el hecho de que hace unos cuantos millones de años, esta zona ahora desolada era un mar lleno de vida. Por lo que veo en el GPS, estamos relativamente cerca de Foum Zgiz. Por aquí pasamos el año pasado cuando volvíamos de Playa Blanca. Maravilloso viaje, aquel del 2.010. Comida y regreso sin novedad. Carretera y tormenta de arena (otra vez) hasta Zagora. Nos encontramos con Mohamed el Gordito y su Land Rover color verde a la entrada de Zagora. Abrazos y saludos. Llegada al hotel, cena y por supuesto, copita. Encuentro con el grupo de Jordi, que viene de Playa blanca y que nos cuenta sus aventuras y desventuras. En nuestro grupo, algún enfado por aquello de la victoria del Madrid sobre el Barcelona en la Copa del Rey (¿Verdad Enrique?...). Por lo demás, en este grupo son pocos los aficionados al fútbol, con lo que no hay lugar a demasiadas polémicas post partido. Otra copita, mas risas y a dormir. Unos enfadados y otros contentos. Así es la vida.

Image 012Llega el Jueves Santo. Zagora – Palmeral – Ait Ben Haddou – Ouarzazate. Al final, dejamos la pista del Palmeral (que es bastante aburrida, dicho sea de paso) y decidimos ir por carretera hasta Ouarzazate y por pista a Ait Benhaddou. Como nunca planificamos donde comeremos, siempre es posible encontrar algún sitio nuevo y exótico para satisfacer el hambre. En esta ocasión, resulta que acabamos comiendo en unos antiguos decorados de cine abandonados, cerca de Ouarzazate. Hacemos varios grupos y cada uno elige la casa donde instalará sus pertrechos. Nosotros nos metemos en un salón enorme con el techo sustentado por unas vigas que no inspiran demasiada confianza. Sería el colmo que el techo decidiera caerse precisamente hoy que estamos comiendo nosotros debajo. Sorprendentemente, el techo ha resistido unas horas mas sin hundirse y nos ha permitido comer sin sobresaltos. Terminamos de comer y a los coches. La pista es rápida y divertida. Cruzamos el rio unas cuantas veces y nos hartamos de hacer fotos. Visita a Ait Benhaddou, alguna compra y a Ouarzazate.

Volvemos al hotel donde estuvimos hace dos años y en el que siempre me pierdo buscando nuestra habitación. No es que yo sea especialmente torpe, es que la distribución del hotel es curiosa. Para empezar, tiene la recepción en el primer piso. Es decir, llegas, subes las escaleras cargado como una mula con las maletas para registrarte y luego tienes que bajarlas otra vez con todo el equipaje porque resulta que tu habitación está en el pabellón mas alejado, pasada la piscina. Hay cosas que no son muy fáciles de entender, pero en fin... Cena y a dormir.

Image 013Esto se está acabando. Ouarzazate – Marrakech por la Pista de las Mil Kasbahs y Talouet. Pues no. Resulta que la Pista de las Mil Kasbahs ya no es la Pista de las Mil Kasbahs, sino la Carretera de las Mil Kasbahs. La han asfaltado. Un desastre para nosotros, pero una gran ventaja para los habitantes del valle. Me alegro por ellos. Habrá que buscar nuevos caminos ajenos al asfalto. Visita a Talouet (que no describo para evitar estropear futuras sorpresas, ¿Así está bien, Josep?, je, je.), Puerto del Tizin Tichka y Marrakech. El hotel, estupendo, aunque con algunos pequeños problemas iniciales de aparcamiento que resolvemos hábilmente aparcando en el parking de otro hotel. Salimos del parking con cara de disimulo y después de comer, regularizamos nuestra situación de ilegales en el parking del hotel vecino y aparcamos en el que nos corresponde. Enfado de los vigilantes, como es natural. Inevitable visita vespertina a Jamar El Fna, inevitable compra de algún recuerdo e inevitable cena de pinchos en los chiringuitos de la Plaza. Menos gente que otras veces, me parece observar. ¿Crisis, prevención con los acontecimientos recientes en el norte de África o ambas cosas?. En Marruecos está todo perfectamente tranquilo, como siempre. Paseo después de la cena, alquiler de una calesa y regreso al hotel. Hoy, como cada grupo ha ido por su lado, no nos vemos en el hotel y no hay copita post-cena. Directamente a la cama.

Última etapa africana: Marrakech – Casablanca - Tánger. Visita a la Mezquita de Casablanca. Nosotros, en vez de ir a la Mezquita, nos dedicamos a lavar el coche y ponerlo en condiciones. Una vez lavado y sin todo el barro y polvo que llevaba encima, debe pesar unos cien kilos menos, así, a ojo. Buen trabajo de los operarios y cincuenta dírhams, mas la propina, por supuesto. Ya hemos visto la Mezquita un par de veces en viajes anteriores y preferimos tirar hasta Temara. Paseo por la playa y las rocas mientras esperamos a que lleguen nuestros amigos desde Casablanca. Lo mejor del día: La comida todos juntos (Nos hemos unido al grupo de Jordi que viene de Playa Blanca). Nos comentan que la pista del Cañón Escondido tampoco es la Pista del Cañón Escondido, sino la Carretera del Cañón Escondido... Ah, el progreso!!!!... Este año, ellos han hecho un recorrido muy similar al que nosotros hicimos el año pasado. Costa Atlántica hasta Playa Blanca y Tan-Tan, giro hacia el este para llegar al Erg Cheggaga e Iriqui y salida hacia el norte por Foum Zgiz. El año pasado, nosotros llegamos a Playa Blanca y Tan-Tan, fuimos después a Foum Zgiz y desde allí, entramos en Iriqui y el Cheggaga, saliendo por el río de arena y M’hamid hacia Ouarzazate. Lo mas aburrido del día: El montón de kilómetros de asfalto que tenemos por delante. Por fin llegamos a Tánger. Llegada al hotel y parkings saturados, para variar. Cena, duchita y a dormir unas pocas horas. Hoy todos tenemos prisa por dormir, sabiendo el madrugón y los muchos kilómetros de carretera que nos esperan.

Llega el final. Madrugón, Ferry y a Tarifa. A algunos nos quedan 722 kilómetros.... A otros les quedan 1.200. Y encima, los atascos propios del fin de la Semana Santa. Paciencia y a conducir. Nos encontramos el atasco característico en Despeñaperros y alguna parada ya cerca de Madrid. Digo yo que algún día se completarán las obras de la autovía que evita Despeñaperros. Creo recordar que tardaron veinticinco años en edificar el Monasterio del Escorial, desde 1.561 a 1.586. Estoy seguro de que a este ritmo, las obras de esta futura autovía sobrepasarán en duración a las del famoso Monasterio. Tengo la esperanza de que sea mi hijo y no mis futuros nietos el que vea por fin la culminación de la obra, aunque no sé si estaré pecando de optimista. Por fin, Radial 4, llegada a Madrid, M-40, M-30 y a casa. El “Marruecos y Sahara” del 2.011 acaba de terminar y ya estoy pensando en volver lo antes posible para buscar nuevas rutas o repetir rutas ya realizadas. No importa. Lo que realmente me importa es volver.

Image 016Un placer haber compartido un viaje más a Marruecos con estos compañeros. Nuestro afecto y nuestros recuerdos para Josep, Issa y Laura (Gracias por todo, Josep). David y Dulcis. Carles, Virtu, Andrés y Marc. Joan y Montse. Enrique y Mercedes. Fernando y Kani. Toni y Naomi. Joan, María Jesús y Alba. Toni, Irene y Mónica. Ya sabéis que, al final, resultó que todos fuimos los acompañantes del joven Marc en este viaje. Joven, pero todos nos hartamos de reír con sus chistes y comentarios. (¿Ya no estás en “pause”, Marc?).

Gracias también a Territori4x4. La organización, como siempre, impecable. Desde Madrid os enviamos a todos nuestro mas fuerte abrazo. Mai y Fernando Madrid, 03 de Mayo de 2.011

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