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Crónicas
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¿Cómo explicar la belleza de la sabana? ¿Cómo puedo describir el efecto del viento cuando mece la hierba y lo convierte todo en una alfombra dorada en movimiento? Me gustaría poder explicar cómo es la luz en Namibia. Es como un atardecer constante, desde que sale el sol, hasta que se pone. Me gustaría poder explicar el ruido de las gramíneas cuando son acariciadas por esta brisa africana. Es como volver a los orígenes que desconoces, pero puedes reconocerlos en cada piedra, cada planta. En tu memoria genética, reconoces el silencio de los prados, la tranquilidad del paisaje...recuerdas en tu ADN cómo era peinar las praderas en busca de caza. El viento, tu lanza y tu presa...Un paisaje eterno que estará aquí cuando me marche a la ciudad, pasen los años y me haga mayor...en este lugar estarán las mismas acacias retorcidas por la sed y el viento...y a sus pies, los orix pasturarán atentos a su alrededor... y el sol amanecerá otra vez para teñirlo todo de oro y de misterio a contraluz, siempre a contraluz, la hierba seca adornará las llanuras con su baile y su pálido amarillo.

 

DIAS 31 DE JULIO I 1 DE AGOSTO DE 2011 – CON DESTINO A NAMIBIA

Nos esperan 3 escalas. BCN-MADRID-JOHANNESBURGO-WINDHOEK. Nos encontramos en el aeropuerto. Primero a Carme y a Joan y en Madrid a Oscar y a Miguel. Nos resignamos al inevitable avión para dirigirnos a parajes solitarios. No hay más remedio. Habría estado bien bajar a Namibia por carretera, durante un mes...pero los sueños de viajero intrépido se interrumpen con los inagotables mensajes de cabina “...despegaremos en 5 minutos, les recordamos que se abrochen el cinturón hasta nueva señalización, la temperatura exterior es de...les habla el capitán...mucha gracias por viajar con...” El mismo mensaje...6 veces.

La escala en Johannesburgo nos da tiempo de fumar como desesperados en el exterior del aeropuerto y conocernos entre nosotros un poquito más. No hay nada como comida grasienta y 6 horas de escala para entablar conversación.

Llegamos a Windhoek sobre las 19h. Taxi al hotel y directos al restaurante Luigi. Muy interesante, escogemos entre todos un montón de platos. Cocina internacional con reminiscencias africanas...sería la definición más acertada que se me ocurre.

Al llegar al hotel, bendita ducha, después de casi 48h de viaje.

DIA 2 DE AGOSTO DE 2011 – AFRICAN MODE ON

Nos levantamos como nuevos después de la ducha y un buen descanso. Continuamos el relax con un desayuno completo: tostadas con mantequilla y mermelada, huevos revueltos, café y zumo de naranja. Creo que en este viaje voy a engordar. El coche para llevarnos a la agencia que alquila los 4x4 nos tiene que venir a buscar. Llega 1 hora tarde. Al llegar a la agencia, tenemos que esperar 6h hasta que nos entregan los coches. Es en este momento que decidimos conectar el african mode y dejarnos llevar. Total, estamos de vacaciones, no hace falta enfadarse.

Screen Shot 2015 11 02 at 10.01.07Salimos con nuestros coches, 3 nissan navara reconvertidos: 2 en autocaravana y uno en coche-almacén + tienda en el techo. Hacemos la primera compra de comida y ponemos rumbo hacia el Sossusvlei. No podemos llegar a acampar en el campsite, por el retraso en la entrega de los coches, así que hacemos una acampada libre en medio de ninguna parte y nos comprometemos a levantarnos a las 5h para llegar lo antes posible al Parque Natural.

Es de noche y hace mucho frío. Con los dedos entumecidos por frío, Alex y yo montamos la tienda y decidimos qué cenar. Muslos de pollo precocinados, embutidos, queso y tomate aliñado. No está mal para empezar. Afortunadamente Miguel y Oscar no tienen pereza de hacer una sopa y todos acabamos agarrando el plato caliente como si fuera el último! Juan tiene tanto frío que consigue una manta y se la pone por encima. Parece un hombre de las cavernas con una piel de oso por encima!!

Apagamos todas las luces que tenemos encendidas. Queremos ver la Vía Láctea. Nos acurrucamos en las sillas a contemplar el espectáculo: millones de estrellas se nos caen encima. Podemos casi tocarlas. Estrellas fugaces hacen su aparición. Conversamos sobre el mundo occidental y sus defectos. Sobre haber perdido las estrellas en nuestro país. Queremos volver atrás, pero quién está dispuesto al sacrificio? Debatimos sobre el bien y el mal...”es el paisaje”, pienso. “En todos tiene el mismo efecto. África es así, te convulsa des de dentro las primeras 24h”. 2 gintonics después decidimos apagar las luces que van a pilas, porque las del cielo nos acompañarán unas horas más, mientras dormimos.

DIA 3 DE AGOSTO DE 2011 – SOSSUSVLEI, PARA SIEMPRE EN MI CORAZÓN

Screen Shot 2015 11 02 at 10.01.51Con el sueño a cuestas, levantamos el campamento para llegar cuanto antes al parque natural del Sossulvlei. Hacemos la pista 47 rápidamente. El paisaje es encantador. Praderas amarillas, como de vellut, una detrás de otra se suceden a lado y lado. Cruzamos este paisaje a los pies de las montañas del Naukluft en silencio y Vemos los primeros springboks correr y respeto. saltar en las llanuras. Libres. A medida que nos acercamos al Sossusvlei, las primeras dunas rojas se dejan ver a ambos lados de la pista. Arena roja en contraste con el amarillo de la hierba seca. Un regalo para la vista.

Al llegar al campsite, decidimos hacer un café y estirar las piernas. Estamos a las puertas de uno de los paisajes más bonitos del planeta. Aquellos paisajes que he visto tantas veces en la National Geographic y he soñado con visitar. Mi momento ha llegado y estoy ansiosa de ver la famosa duna 45.

Abandonamos el campsite hacia la duna 45 y el paisaje se vuelve de una belleza incomparable. Immenso a nuestro alrededor, los contrastes de colores nos asombran. Más springboks, corren y saltan a nuestro paso. No sé cómo hacer fotos. De repente no recuerdo nada sobre la luz y los diafragmas...

Screen Shot 2015 11 02 at 10.02.23Llegamos a la duna 45. Grande, roja y alineada con el resto de dunas a su alrededor, nos ofrece la posibilidad de subirla y admirar la vista des de arriba. Bajo del coche entusiasmada, me tiemblan las manos! Es un momento histórico para mí. Estoy en un lugar con el que he soñado tantas veces! Me he imaginado aquí y ahora estoy aquí. Estoy ávida de memorizar cada fotograma que me pasa por delante. No sé si hacer fotos, o simplemente disfrutar del paisaje. Estoy confusa. Cojo una botella de agua, mi mochila y la cámara y Carme, Miguel, Oscar y yo emprendemos la ascensión de la duna 45.

El sol nos machaca, pero cada paso nos regala una vista espléndida. Hasta donde alcanza la vista, la llanura se extiende, entre ocres, amarillos y verdes...dibujan unas aguas que acaban a los pies de la arena. Otro desierto que contemplar. Qué distintos y cuanto en común...Continuo la ascensión. No consigo ver si las fotos están quedando bien. “da igual” me digo, “Está en mi retina”. Ante un paisaje como este siempre me asombra y me maravilla lo mismo: la immesidad. El espacio ante ti hasta que tus ojos se pierden en el horizonte. A veces parece un decorado. Una estampa delante de ti, como cuando tienes un fondo de escritorio en el PC. No lo asumes como algo real. No estás acostumbrado. Pero a la que vuelves a ser consciente, lo ves. Lo notas. Notas todo ese espacio delante. Hasta da vértigo si lo piensas. Es como si el cielo estuviera más alto.

Bajo la duna por la pared, hundiéndome en la arena hasta los tobillos. Bajo rápido al nivel del suelo. La cima queda lejos otra vez. Abandono el lugar con nostalgia...habría estado allá arriba durante horas contemplando el paisaje.

Nos dirigimos al Deathvlei. Se tienen que caminar unos 15 minutos por el desierto para contemplar este lago muerto y seco...andando por la arena me viene a la memoria otros pasos por otros desiertos. Las mismas bambas han pisado el Sahara. La misma sensación a mí alrededor: el silencio. Un silencio bonito y tranquilo mientras andamos bajo el sol. Llegamos al lago seco y contemplamos los árboles muertos y retorcidos, como estatuas que un día tuvieron movimiento. Como una foto hecha de repente. Los troncos secos, marrones, se dejan fotografiar como piezas de museo. Me alejo hacia el lago. Mis pies pisan en suelo seco y agrietado. Está muy duro. Otra vez el viento del desierto me recuerda que ya he estado aquí alguna vez. El mismo viento mece distintas hierbas. Entre tanta desolación, la vida se abre paso en forma de escarabajo...ajetreado se resguarda en la sobra.

Deshaciendo el camino por el río de arena, el coche de Miguel y Oscar se queda sin embrague. Unos hombres locales en un defender adaptado nos ofrecen su ayuda...a cambio de 100$, por supuesto. Finalmente, deshinchando ruedas arrastramos su coche hasta el campsite a unos 40 km.

Quedamos de acuerdo con la compañía en dejar el coche allí y acoger a Miguel y a Oscar en nuestro coche hasta Walvis Bay, donde nos dejaran otro coche al día siguiente. Así que nos apretujamos en nuestro Nissan de 2 plazas y continuamos la pista mientras se pone el sol. En silencio, los 4 contemplamos como la luz se va apagando sobre las montañas del Naukluft. A contraluz, vemos los destellos en la hierba según la dirección del viento. Recuerda al mar cuando anochece, con el vaivén de la luz en el agua, ahora hacia la derecha, ahora hacia la izquierda. Un ñu se aparta de la carretera, asustado a nuestro paso.

Llevamos varias horas conduciendo de noche cuando pinchamos una rueda. Juan nos lleva ventaja y no nos oye por la emisora. Empezamos la operación “cambio de rueda”. Nos falta la llave estrellada que lleva Juan. Al final viene a nuestro encuentro y conseguimos cambiar la rueda sacando la segunda de recambio, ya que la primera estaba pinchada! Proseguimos la marcha esquivando los conejos que se cruzan en la pista.

Llegamos al hotel de Walvis Bay justo para ducharnos e ir al restaurante que teníamos reservado. Está contruido en madera encima de un dique, suspendido encima del agua. Disfrutamos a base de pescado y vino de Sur África. Los gintonics no se hacen esperar y mientras bromeamos, Carme nos confiesa que Juan atropelló un conejo! A partir de ahora será conocido como “Juan el atropellaconejos”. “El conejo venía a por mí el cabrón!” Confiesa el culpable. Qué gran día y qué bien descansamos en una cama limpia y cómoda.

DIA 4 DE AGOSTO DE 2011 – EL DÍA QUE MI ESPÍRITU VOLÓ MÁS ALTO

Walvis Bay es una ciudad horrible. No tiene ningún tipo de interés, a parte del restaurante en el dique y una tienda de acampada en 4x4 que es espectacular. Nos dirigimos a Swakopmund, a unos 20 km para pasear por la ciudad, cambiar dinero y...subir en avioneta!!!!!

Mientras llega la hora de ir al aeródromo, paso unos minutos en una bonita librería mientras el grupo toma un café. Como sé voy a marearme, prefiero no tomar nada. Finalmente me compro un libro sobre mamíferos en África.

La furgoneta aparca delante. Nos llevará a la avioneta. Reconozco que me da un poco de miedo volar en ese trasto, pero cuentas veces has soñado con sobrevolar el desierto? Recuerdo un número de la National Geographic con fotos aéreas del desierto del Murzuq en Libia...con las dunas en fila...y otro precisamente de Namibia, el mismo sitio que voy a sobrevolar hoy.

Screen Shot 2015 11 02 at 10.03.07El piloto es muy joven...espero que tenga suficiente experiencia! La avioneta parece un seiscientos con alas. Hace ruido de avioneta...parece obvio, pero cuando está ahí dentro no da mucha tranquilidad. Coge carrerilla y allá vamos, despegando en medio de la pista! Subimos poco a poco, ladeándonos, veo la geografía del Moon Landscape abajo. Impresionantes formaciones rocosas. Tengo un nudo en el estómago, no son náuseas, sinó emoción, emoción acumulada. Me viene a la cabeza Memorias de África...aunque el piloto no es Robert Redford, recuerdo las imágenes y lo que pensé cuando las vi...pensé “algún día harás eso”. Todos mis sueños en una avioneta, concentrados en esos minutos, como si fuera una píldora. Lógicamente me emocioné, me emocioné de satisfacción por conseguir mis sueños y me sentí capaz de hacer cualquier cosa, de volar otra vez en otro sitio, en otro país. Mi espíritu se elevó un poco más ese día.

Después de este momento trascendental conmigo misma, reconozco que me mareé. Obviaré los detalles, pero me repuse a tiempo de maravillarme con el mar de dunas que sobrevolamos, con los restos del Eduard Bohlen, encallado en la arena desde 1909, cuando naufragó en estas costas y con el maravilloso delta del Kuiseb, en tonos rojos, marrones y verdes, tan oscuros, dibujando tinta en el mar, como un derrame ocasional. Vi las focas des de el aire, y las olas contra la pared de arena que supone este desierto a las puertas del mar. Un terrible destino para los supervivientes de cualquier naufragio, que morían en las dunas sin posibilidad de cruzar tantos quilómetros a pie, sin agua.

Después de este sueño durante una hora y media, bajamos de la avioneta alucinados. Aún notamos el vaivén del viento. Como cuando bajas de un barco. Otro paseo en Swakopmund, algunas compras y una excelente cena en el Crazy Mama, cerraban otro día perfecto de vacaciones.

DIA 5 DE AGOSTO DE 2011 – DIRECCIÓN AL BRANDENBERG

Screen Shot 2015 11 02 at 10.03.55Me levanto descansada y feliz. Otros huevos revueltos y café. Ya sabía yo que en este viaje me engordaría! Nos dirigimos a Cape Cross, a ver la colonia de focas. Hace mucho viento y frío y las focas huelen muy mal. Nos entretenemos haciendo fotos. Son muy graciosas moviéndose torpemente en la arena. Hay muchas crías con carita de revista. Me encanta ver a los animales libres, en su hábitat.

Saliendo de Cape Cross, nos desviamos por una pista sin señalizar, dirección al Messum Crater. Al principio la pista no tiene ningún interés, pero a medida que nos vamos acercando al messum, el paisaje es sobrecogedor. Rocas y hierba, casi un paisaje lunar. Avanzamos entre valles doradas y silenciosas. Decidimos parar a comer en un sitio absolutamente espectacular. Desde donde estamos, se abre un valle dorado, silencioso, en movimiento, como el mar, por el efecto del viento sobre la hierba. No se oye nada más que ese ligero susurro de las gramíneas. La luz es dorada. Ya lo he dicho. Pero es que la luz es dorada. Es un atardecer a la 13h del mediodía. Un atardecer para siempre. Es tan bonito que me siento triste. Es esa ansiedad que me viene a veces, cuando veo un paisaje que me sobrecoge y pienso que ese momento es muy efímero, que me gustaría alargarlo un poco más...y pienso en todos esos sitios escondidos, como este, que no aparecen en las revistas ni en las guías turísticas...y me entran ganas de echarme al mundo a buscarlos y guardarlos todos en mi cabeza. Hice fotos. Pero pensé que era inútil. Me vino a la cabeza una frase de un reportaje de Al filo de lo imposible y es que ese lugar tenía alma “...del alma que solo poseen los lugares que han trascendido al espacio y al tiempo”. Hay muchos lugares así.

Screen Shot 2015 11 02 at 10.04.30Continuamos por la pista cubierta de hierba, apenas perceptibles las huellas de otro coche que debe hacer mucho tiempo que pasó por aquí. En el horizonte, más llanuras. En la pista, bandadas de pájaros se levantan a nuestro paso. Centenares de pájaros huyen y vuelven. Son como confeti en una fiesta. Es una fiesta de naturaleza auténtica! Es conmovedor. A juzgar por el silencio de la emisora, todos los viajeros del grupo estábamos sumidos en los mismos pensamientos.

Nos acercamos al Brandenberg, la montaña que mora estos lugares. La sabana se adueña del paisaje, las acacias, las madrigueras, la hierba alta...más sprinboks a lo lejos. Acampamos en un llano con la montaña ante nosotros. La he visto todo el día misteriosa, casi a contraluz, parece un sueño inalcanzable. Quizás sea una ilusión, una locura transitoria...mañana volveré a mirar, a ver si continúa ahí...mañana volveré a mirar.

DIA 6 DE AGOSTO DE 2011 – A TODOS LOS JUSTUS DE LA HISTORIA

Al salir de la tienda, compruebo que el Brandenberg continúa ahí. Sí, es de verdad...pero continúa estando a contraluz. Parece tan lejos y tan cerca a la vez...Recogemos el campamento. Hace frío. Cada mañana hace mucho frío. Atravesamos la pista alrededor de la montaña. Otra vez me hago la misma pregunta: ¿Cómo puedo captar el viento que mece la hierba? Me acerco con la cámara, desde distinto ángulos, pero es imposible. Cuando miro la foto en la pantalla no veo lo mismo. Me rindo. Continuaré contemplándolo sin objetivo de por medio.

Llegamos a un sitio para ver la White Lady. Son pinturas rupestres. Nos acompaña un guía local: Justus. Justus es muy alto y delgado. Parece de una tribu etíope. Lleva la ropa oficial: camisa y pantalón de safari. Le viene muy grande. Voy detrás de él. De espaldas, le veo tan delgado...las piernas son literalmente dos palos. Nos guía entre el bosque y el río. Se apoya en una alcayata de madera. Camina despacio. Me doy cuenta que la única que hace ruido al andar soy yo. Lo veo andando despacio, mirando al frente y a ambos lados, atento y tranquilo...tan delgado...me lo imagino desnudo, con una piel de antílope en la cadera, con pulseras en los tobillos y las muñecas, me lo imagino con una lanza en la mano, en vez de ese bastón, me lo imagino cazador, andando discreto por la sabana, pasando desapercibido. Patrullando su territorio. No hace tanto tiempo que todos éramos Justus. Hace menos aún que los antepasados de Justus dominaban esta tierra sin sofisticaciones. Me fascina pensar en eso. “Look!”. Justus me señala un lagarto rojo y azul. Las pinturas rupestres se conservan bien. Son como todas las pinturas rupestres que he visto antes. Eso me inquieta. Porqué son exactamente iguales las pinturas del Akakus en Libia a estas con 8000km de distancia?? No lo entiendo. Hay muchas cosas que no entiendo.

Llegamos a Korixas. Estamos en la Namibia profunda. Qué placer una ducha caliente y sábanas limpias. Qué privilegio apreciar las comodidades con tanta intensidad! Me siento afortunada, porque en las cosas cotidianas está la felicidad.

DIA 7 DE AGOSTO DE 2011 – DE KORIXAS A SESFONTEIN

Screen Shot 2015 11 02 at 10.05.03Salimos del lodge limpios y perfumados. Hoy nos espera un día de tránsito hasta Sesfontein, donde haremos un bucle entre el río Hoanib y el Hoasib. Vemos distintos animales como cebras, jirafas, orix, mangostas, springboks y posadas de elefante.

Visitamos también el bosque petrificado y otros entretenimientos turísticos que la verdad es que a mí no me dicen nada.

Cuando paramos a comer, se acerca una joven madre con sus dos hijos pequeños. No puedo comer tranquila mientras nos observa en la prudente distancia. No parece que pasen hambre, pero supongo que unas galletas tampoco les sentarán mal...así que me acerco y a cambio del paquete de galletes les pido permiso para hacer una foto. De hecho les hago varias.

Por la tarde, paramaos a comprar leña, y unos cuantos niños se acercan corriendo a ver a los blanquitos extranjeros. Son todos encantadores. A las afueras de Sesfontein buscamos un punto de acampada y Carme nos prepara una tortilla de patatas, que nos sabe a gloria!!

DIAS 8 Y 9 DE AGOSTO DE 2011 – REMONTANDO LOS RÍOS EN BUSCA DE ELEFANTES

Empezamos el track para hacer un bucle durante dos días por los ríos Hoanib y Hoasib. Pasamos una hora y media buscando el paso para entrar en el río, ya que las lluvias de la estación húmeda, han destrozado el terreno. Finalmente entramos en el río. Prácticamente no queda agua. El lecho es muy ancho y hay cañaverales a lado y lado con las montañas al fondo. Es un paisaje típicamente africano.

Estoy emocionada porque hemos vista excrementos de elefante y pisadas recientes. Tenía muchas ganas de ver a los elefante africanos, además en esta zona, son elefantes del desierto, distintos de los otros en que son más altos y grandes en general. Solo habitan en esta zona y es por eso precisamente que estábamos aquí. Para verlos. Antes del viaje pensaba que cuando viera a los elefantes del desierto lloraría. No sé por qué pensaba eso...se me ponía la piel de gallina cada vez que me lo imaginaba.

Screen Shot 2015 11 02 at 10.05.44Voy bien atenta. Alex me dice que mire también entre las hierbas, ya que pueden estar medio escondidos. De repente, ante mis ojos, veo a un macho comiendo entre las cañas! No lloré cuando lo vi, pero si sentí una enorme satisfacción y
fascinación. No había vallas en medio, ni barrotes...ese animal era libre, estaba en su hábitat, comiendo cañas y yo venía de la otra punta del mundo para verlo.

Al otro lado vimos a dos hembras jóvenes. Qué emocionante era seguir los excrementos y las huellas, cada vez más recientes, más cerca. Si fuéramos sabuesos, estaríamos oliendo al elefante cada vez más y más cerca.

Los dejamos tranquilos en su almuerzo y proseguimos la marcha por el río. Orix, jirafas... es curioso porque no te das cuenta de lo bien que se camuflan hasta que los ves en su hábitat natural. Había jirafas cada dos por tres, pero no las veías hasta que pasabas justo por al lado...y eso que miden más de 3m y son muy grandes! Pero se mantienen a la sombra de las acacias y las manchas de su piel se confunden con la sombra de los árboles. Pasa lo mismo con los elefantes. Al ser de color gris, piensas que van a ser fácilmente identificables sobre el terreno...pero no! Porque hay muchas cosas grandes, grises y redondas en el paisaje! Por ejemplo, los termiteros son del mismo color que los elefantes y se pueden elevar hasta 2m del suelo. Lo mismo con las rocas del entorno. Así que vamos bien atentos.

Screen Shot 2015 11 02 at 10.06.22Al cabo de algunos quilómetros, el río está más seco y el entorno cambia de las cañas a las acacias y el lecho de arena. Localizamos bajo un árbol a un macho mayor al que le falta un colmillo. Se le ve cansado y tranquilo. Pocos metros más adelante, hay 3 machos más jóvenes. De hecho, uno de ellos, todavía tiene el andar y el perfil de un elefante pequeño. Los vamos siguiendo y haciendo fotos...se empiezan a enfadar! Uno de ellos “grita” y se va corriendo...a poca distancia nos mira de frente. Se acerca rápido enfadado y otro un poquito más grande aparece en escena! Se juntan los dos para dar más impresión y se dirigen hacia nosotros a gran velocidad...levantan polvo y todo! Alex arranca el coche rápidamente...mejor no provocarlos! Qué graciosos.

El trayecto por el río nos lleva unas 4 horas de África concentrada. Yo particularmente, me siento extasiada con tanta estimulación visual. Me paso algunos ratos contemplando este espectáculo y me invade una sensación de vacío por todo lo que no he visto y debe ser espectacular. Esa ansiedad por devorar todos los paisajes del mundo. Ojalá tuviéramos 7 vidas, como los gatos.

Salimos del río por un altiplano. Los orix y las jirafas nos observan des de arriba. El llano, otra vez dorado, contrasta con la marca de la pista de color marrón oscuro. Otro festival de pájaros nos acompañan en nuestro avance despacio y respetuoso. Vamos en dirección a las montañas. A unos 60 km hay una cordillera de montañas rocosas. A medida que nos vamos acercando me pregunto hacia donde irá la pista, ya que parecen infranqueables.

Arista tras arista, las veo en la sombra al final del valle. La pista se dirige allí directamente. Al acercarnos, veo el paso angosto que se abre, un desfiladero directamente hacia el río. Este paso me deja sin palabras...a medida que nos adentramos, se hace la sobra y circulamos bajo las alturas, siguiendo la sinuosa marca de lo que dejan las lluvias torrenciales hasta que llegamos al río. Hay un palmo de agua. Me bajo del coche para mirar a ambos lados el paso del río. Es muy ancho y continua bajo las montañas, abriéndose paso entre las rocas. Decidimos acampar ahí al lado para entrar en él a primera hora.

Este sitio de acampada es el más auténtico de todo el viaje. Hacia un lado, vemos el desfiladero venir des de el valle. Un gran espacio entre las montañas. Hacia el otro lado, el río circula y pasa de largo.

Poco a poco, se va apagando la luz. Y se encienden los sonidos de la sabana: ranas, pájaros y otros ruidos imposibles de adjudicar se intercalan frenéticamente. Esa noche enciendo yo el fuego. Hago un agujero en la arena, unas ramitas delgadas, unos troncos más gordos por encima y una mágica pastilla de encendido tienen como resultado un fuego de campamento. Esa noche, toca barbacoa. Al anochecer, vuelve el frío y nos cala los huesos. Alrededor del fuego, comentamos el día, explicamos chistes, repasamos las fotos, bebemos cerveza...cuantas veces a lo largo del año me acuerdo de estos fuegos de campamento.

Antes de cenar, sucede algo alucinante. Oímos el sonido de las hienas. Si! Son hienas...me parece verme a mí misma con cara de póker...la boca abierta, los ojos como platos y la cara ladeada para oír mejor...que sí, que sí, que son hienas! Se oyen cerca. Quizás estén a medio quilómetro. Todos se ríen de mi cuando les digo que no me voy a alejar más de 2 metros del fuego, ni que me entren ganas de ir al lavabo!

Después de una cena memorable y los más que consabidos gintonics, decidimos ir a dormir. A eso de las 4 de la mañana me despierto con unas ganas tremendas de hacer pipí. Intento aguantarme. Doy vueltas en la tienda. Me convenzo de que hace frío...pero no puedo más. Me decido y abro la tienda, que está en el techo del coche y tiene una escalerita para subir y bajar.

Al asomar la cabeza veo el fuego casi apagado. Saco una pierna y después la otra. Me quedo sentada en el borde de la tienda y el universo entero se despliega ante mis ojos. Ya no hay luna, se ha escondido al otro lado de las montañas...millones de estrellas están encendidas. Toda la Via Lactia a mi disposición.

Dios mío, qué maravilla. Por un momento casi olvidé que tenía la bufeta a punto de reventar. Me acordé de las hienas. Qué miedo! Y si me atacan cuando baje de la tienda? Estoy sola y desprevenida, todos duermen... y si, voy a confesar algo: hice pipí des de la escalera!! Esto causó bastante risa entre mis compañeros cuando conté la anécdota al día siguiente! Jaja Pero cuando ya llevas una semana en Africa, estás medio asalvajado y te centras en cubrir las necesidades básicas. Sin reparos. Por eso me gusta ir.

Me fui a dormir con una firme promesa: dejar la ventana de la tienda abierta cada noche, para contemplar el cielo de madrugada.

Screen Shot 2015 11 02 at 10.06.52Amanece al lado del río. Entramos en él a las 7 de la mañana. Hay más agua pero se pasa bien. Vegetación, agua, cañas, simios, pájaros...pero ni rastro de los elefantes. Vemos algunas huellas y excrementos, pero no parecen recientes.

El desfiladero es precioso, pero no hay elefantes! Finalmente salimos del tramo montañoso y aparecemos en otro valle. A pocos quilómetros está Purros. Una población que más bien debería llamarse poblado.

Nos dirigimos a Opuwo, pero el trayecto nos ocupará todavía toda la jornada siguiente, ya que debemos cruzar una zona montañosa, con la pista bastante complicada y lenta. Subimos un collado, nos aislamos más y más, hacia las montañas. Esta pista no está transitada. Es una antigua zona Himba, donde se suceden poblados himbas abandonados. Qué emocionante pensar que vamos a ver tribus africanas, con sus indumentarias y tradiciones ancestrales. Pero todos los poblados están abandonados. El pueblo himba es seminómada.

Al atardecer buscamos un lugar donde acampar. En medio de la sabana, entre acacias y vacas pintas, colocamos el campamento.

Alrededor del fuego, contamos historias y experiencias, chistes, bebemos gintonics y soñamos con un mundo mejor. Al retirarme a la tienda, recuerdo la promesa y dejo la ventana abierta. La perspectiva de encontrarme otra vez con el universo no me deja dormir, pero me rindo al cansancio. De madrugada, me despierta algo, no sé que es, pero cada noche me despierto varias veces. Me asomo entusiasmada y ahí están. Todas ellas. Me saludan. Qué reconciliación. Me hago un ovillo dentro del saco, con la imagen de la galaxia brillando. Qué satisfacción y qué privilegio. Nadie debería irse de este mundo sin ver el cielo estrellado de verdad.

DIA 10 DE AGOSTO DE 2011 – ENCUENTRO CON LAS HIMBAS

Screen Shot 2015 11 02 at 10.07.33Amanece de nuevo en la sabana. Se oye un rebaño de vacas pasar cerca. Poco a poco nos despertamos...hacemos café, comemos un par de galletas...Me acerco a ver las vacas pasar. Son vacas africanas, de las pintas con cuernos largos. La luz de la mañana las ilumina a contraluz.

Retomamos la pista machacona. Una pista que sube y baja las colinas. Nos encontramos una cabaña himba. Es un momento muy emocionante, porque vemos que se acerca una mujer joven, cubierta de rojo, con la piel suave e hidratada. Lleva los pechos descubiertos y adornos en el cuello, manos y pies. Con ella, se acercan varios niños de distintas edades. Son muy exóticos! No sé cómo comportarme, no podemos comunicarnos en ninguna lengua, pero parecen encantados de vernos. Le pido permiso para hacer fotos...me cuesta hacerles fotos como si fueran animales, la verdad es que me siento mal...pero ellos están contentos y me piden ver las fotos en la pantalla de la cámara.

Al rato aparece otra mujer más mayor. También sonríe. Me piden una camiseta y les hago el cambio por una de las pulseras que llevan. Qué gran recuerdo! Se la quita de su muñeca y me la da. Estoy impresionada, no puedo dejar de mirarlas. Llevan el pelo trenzado con barro.

Nos despedimos como podemos y continuamos la pista hasta llegar a Opuwo. Hace 3 días que no nos duchamos y estamos deseando arreglarnos un poco...además hace mucho calor. Al llegar a Opuwo la civilización hace acto de presencia...parece el bar de la guerra de las galaxias: exóticas tribus, mezcladas entre si, coches, animales, turistas...es una mezcla de lo más extraña.

Llegamos al campsite que tiene unas tiendas permanentes montadas en un bosque de acacias. Son confortable sy limpias y la ducha está al aire libre, vallada con cañas. Nos preparan algo rápido y frío para comer...Dios, qué pan más bueno hacen en este país! Una tarde tranquila, en Opuwo, viendo los exotismos y paradojas: himbas con nokia, himbas en el super, himbas bebiendo cerveza a morro...en fin, la globalización.

DIA 11 DE AGOSTO DE 2011 – LAS EPUPA FALLS

Screen Shot 2015 11 02 at 10.08.09Me levanto como nueva. Además, me despiertan los sonidos de la naturaleza: extraños gorgoteos y gritos...mezcla entre pájaros y monos!

Tenemos 2 h por pista rápida hasta llegar a la Epupa. Las cascadas de Epupa son frontera natural con Angola. Grandes brechas en la tierra por la que se escapan millones de litros de agua a borbotones. Es como el Edén.

Desde uno de los acantilados, divisamos a lo lejos una pequeña playa que da al río. Decidimos ir hasta allí y bañarnos! A lo largo del camino encontramos mensajes escritos en las rocas advirtiendo de no bañarse en el río...empiezo a pensar que quizás no sea buena idea porque habrá corrientes o...cocodrilos!!

Tras una buena caminata llegamos a la playa. Miguel es el único intrépido que se baña, eso sí, con cuidado y al lado de la orilla.

A la vuelta, cogemos otra vez los coches para dirigirnos a Oshakati. En la pista encontramos un coche con problemas. Al pararnos nos explican que la rueda de recambio que llevan debajo solo se puede sacar con una llave y que esa llave no la tienen, la agencia de alquiler de coches no les ha dado ninguna! A los pocos minutos se para también un autobús de turistas. Entre unos y otros, consiguen serrar el seguro y los alemanes pueden cambiar la rueda!

Proseguimos por la pista hasta llegar a bordear el río Kunene. Al otro lado, Angola. El río es immenso, calmado, oscuro...en las orillas seguro que hay cocodrilos. Otra vez, las reminiscencias del pasado vuelven a mi cabeza. Otros grandes ríos como el Nilo, el Niger, el Amazonas...vienen a mi mente así como sus gentes. Hombres y mujeres que han nacido y han muerto alrededor de los grandes ríos de la tierra.

Me acerco a la orilla a hacer una foto. Me acerco muy despacio, mirando dónde piso. “Estoy en el África salvaje” me digo. “No sé qué animales viven aquí”. Mi Pepito Grillo me pone alerta. Qué aguas tan tranquilas y profundas. Cuántas historias, al otro lado.

Al volver al coche aparecen en escena un hombre y una mujer himbas. Ella es muy joven y guapa. El hombre, viejo y
atacado de cataratas. Les doy un paquete de galletas, porque me lo piden.

Nos alejamos del Kunene por una pista que sube y baja colinas. Una pista recta y marrón, en medio de los bosques. Antes de llegar a Oshakati, pinchamos una rueda...estamos cansados y tenemos hambre...pero nos vemos recompensados con una cena estupenda en un restaurante de comida angoleña!

Las sábanas limpias y la ducha, saben a gloria, otra vez.

DÍAS 12 y 13 DE AGOSTO DE 2011 – ENTRAMOS EN ETOSHA

Screen Shot 2015 11 02 at 10.08.46Al día siguiente, y siguiendo mi tradición de desayunar huevos revueltos, me encuentro como una reina! Es el día que llegamos a Etosha. Parque natural donde está toda la fauna salvaje de la sabana. Estamos muy emocionados y con ganas de ver animales. Sobretodo, leones y elefantes.

Antes de emprender la marcha, nos damos una vuelta por el mercado local (vendía gusanos...larvas!!! Secas y asquerosas...), reparar alguna rueda y comprar en el supermercado.

A unos 50km, la entrada al parque nos tiene absolutamente alucinados. Nada más entrar, a pocos quilómetros, nos encontramos con el primer elefante. Inmenso, lento, nos observa mientras come las hierbas del camino. Sprinboks, jirafas, chacales, kudus, impalas, ñus... el parque nos da su mejor regalo: alegrarnos la vista.

Este rincón del mundo parece la tierra prometida, hay abundancia de animales por todas partes, libres, felices y...expuestos a los depredadores! No me gustaría ser un impala a partir de las 7 de la tarde!

El campsite es estupendo. Bien preparado, con supermercado, piscina y unas parcelas con mucha sombra y una gran barbacoa! Esa noche, entrecote a la brasa y delicatesen varios que prepara Carmen, sin duda, una de las alegrías del viaje!

Nos levantamos a las 5,30h para ver los animales. Des que sale el sol hasta las 10 h es la mejor hora para verlos a todos, ya que después hace mucho calor. Así que, amanece en Etosha. Me recuerda a aquellos reportajes de África, donde te explican la historia de un grupo de animales, por ejemplo elefantes. De sus costumbres, sus miembros, sus tragedias...y acaba el documental con diferentes vistas de la sabana al anochecer, con sus paisajes, su puesta de sol...sin voces, solo con los sonidos de la naturaleza salvaje. Así es Etosha.

Nos dirigimos a un waterhole que está cerca. Una charca donde es fácil ver a los animales acercarse a
beber. Observamos a los impalas bebiendo, las zebras acercándose y alejándose...reflejandas sus rayas en el agua...más lejos, una hiena observa la escena, quizás su última oportunidad de comer ese día...

Más adelante y durante el día, vemos elefantes, el rinoceronte, más jirafas, más cebras, más antílopes...llegamos a Halali a las 12 más o menos. La piscina nos invita a tomarnos un baño y el agua está realmente fría. Mientras los animales se refugian en la sombra, nosotros decidimos relajarnos en el camping, comer tranquilamente, bañarnos...por la tarde volvemos a atacar la sabana con nuestras cámaras de fotos.

Por la noche, de nuevo en el camping, vamos un rato al waterhole que está delante. Al llegar, están bebiendo agua una rino blanca y su cría. La luz naranja del foco lo hace todo más interesante. Tranquilamente, se van.

La charca queda solitaria de nuevo. La gente que estamos allí, observando, callamos y aguantamos la respiración, con la esperanza de ver aparecer otro animal. De pronto, des de la oscuridad de la sabana, algo se mueve. Aparece poco a poco, como un fantasma...un elefante, blanco por el polvo del camino, se acerca despacio. Es como un ente de otro planeta, tan blanco, tan grande, acercándose despacio, balanceando la trompa...se oye un murmullo entre los espectadores...al llegar a la charca levanta su trompa. Nos huele. Empieza a beber agua, haciendo ruido. No le gustamos, se aleja molesto hacia el otro lado del agua. Me tiemblan las manos. Quiero fotografiarlo todo. Saciado, se vuelve a alejar. Tranquilo, majestuoso, se desvanece otra vez entre las acacias.

DÍA 14 DE AGOSTO DE 2011 – POR FIN, LOS LEONES

Screen Shot 2015 11 02 at 10.09.17A la mañana siguiente, todavía con la visión espectral del elefante blanco en mi cabeza. Salimos a la búsqueda de más animales.

A los pocos quilómetros divisamos un grupo de leonas. Son 2 hembras y 4 cachorros. Están descansando. Han comido hace poco, ya que tienen restos de sangre en su pecho. Nos quedamos un buen rato observándolos...son tan bonitos...se mueven, se relacionan entre ellos...es un sueño verlos a pocos metros.

Alucinados absolutamente, continuamos la marcha hasta toparnos con el macho. Un león joven y grande. Abrumador. Ruge en la sabana. Todos los antílopes observando sus pasos. No hay palabras. Nos vamos de Etosha contentos y satisfechos.

De camino hacia Windhoek paramos en un conservatorio de guepardos. Una visita interesante que nos permite ver a este animal de cerca, aunque sea destrás de una valla!

Acampamos. La última noche. Decidimos hacer un banquete con todos los restos de comida! Vino, cerveza, comida! Un festival como homenaje al final del viaje. Nos contamos las anécdotas. Nos enseñamos fotos...Miguel nos confiesa que parte de su asalvajamiento en la sabana, ha sido usar un calzoncillo viejo como bayeta. La necesidad agudiza el ingenio!

ÚLTIMOS DÍAS: REGRESO

Ha sido un viaje estupendo. Cuando soñaba con la sabana, aparecían los leones y los ñus, las cebras y los antílopes...los elefantes...cuánto me han impresionado los elefantes! todos ellos los he visto de cerca. En su hábitat. Para mí ha sido un sueño cumplido. Un privilegio que no olvidaré nunca. Y las estrellas, tan cerca, tan numerosas...y los ruidos de la noche, y los ríos africanos, y las plantas de la sabana...y las gramíneas...cómo me han cautivado los prados dorados y su luz...y la avioneta, cuantas sensaciones a flor de piel...y las focas, tan cerca, tan auténticas...África en cápsulas concentradas. Directa al torrente sanguíneo, bombeado una y otra vez hasta todas las células de mi cuerpo. Y recuerdo cada sonido, cada sensación...recuerdo perfectamente, cómo huele en la sabana cuando hay una planta autóctona cerca. Es un olor dulce y penetrante. Un ambiente perfumado. Tan agradable...todo parece hecho a propósito para hacerte disfrutar. Siempre África.

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