Un grupo de valientes y atrevidos motoristas y de aficionados al 4x4 organizaron un viaje por Túnez con el objetivo de alcanzar las altas cumbres de arena del Gran Erg Oriental.
Toda la organización logística partió de Barcelona, para embarcar motos y vehículos en Marsella, concretamente, en el Ferry Gartaghe con rumbo Tunis, capital, el jueves 19 de febrero, tenían una cita con el grupo de motoristas al día siguiente en la Isla de Jerba.
Después de los trámites de la complicada aduana tunecina, en fin ya sabéis, trámites de importación, cambio de moneda, cola de la llegada del barco, etc. Al salir, un conductor tunecino nos abolló el remolque, es que conducen demasiado cerca, en fin…
Después de la reparación del remolque, afortunadamente encontramos las piezas rotas, continuamos hacia el sur. Antes del Bac de la Isla de Jerba, es decir, en la cola de trasbordador, nos tocó esperar más de una hora, afortunadamente el servicio es continuo, aprovechamos para cenar un bocata rápido y llenar las motos de gasolina, de ese modo ganamos algo de tiempo.
Cerca de la media noche, llegamos al hotel, el grupo estaba esperando a ver sus motos, todas llegaron impecables y sin problemas. El hotel parecía sacado de un cuento, era medio pueblo con sus callejuelas estrechas y con todo el mobiliario restaurado, efectivamente es un lugar encantador. Además la comida es muy buena.
Primera etapa: Isla de Jerba - Ksarguilane:
Durante el desayuno hicimos una pequeña reunión para comentar la etapa y los puntos de encuentro para los siguientes reportajes y cargamos los GPS con los puntos de referencia.
Algunos salieron disparados y la ruta fue discurriendo por las rápidas pistas, primero planas y luego de montaña de Túnez, las motos corren más que los coches, a la hora de comer llevaban una hora de ventaja, pero bueno…
Después del segundo reportaje en Matmata Nouvelle y en un pequeño palmeral hicimos nuestro primer pic nic del viaje, los “materiales” y “beberiales” de primera calidad hicieron de esta comida un preludio de lo que sería el viaje completamente, es decir, una diversión tremenda.
A atardecer, la ruta se vuelve más desértica, poco antes de llegar al campamento de Ksarguilane, repostamos las motos con gasolina de garrafa, casi al doble del precio normal, pero la falta de suministro en aquella zona obliga.
Nos acomodamos en las jaimas y después de una confortable ducha, la partida de dominó, los primero gin tonic del viaje, los comentarios de la etapa, etc.… Después de la cena, primer “whisky breafing” y después de unas risas, a la cama, el desierto nos esperaba.
Segunda etapa: Ksarguilane – Ksarguilane I:
Por la mañana, no mucho, por cierto, arrancamos, primero por una pista rápida hasta la llegada a las primeras dunas, el macizo se ve a lo lejos, parece pequeño, pero llega hasta Argelia (cientos de kilómetros de dunas). Llegamos a los primeros metros de arena y las motos y los coches comienzan a tener las dificultades naturales del primer día, el grupo se va internando en el mar de dunas con más o menos sufrimiento, la arena está hambrienta y se ceba con todos. Los más expertos salen mejor de las trampas, pero todos caen en ellas. A medio día y después de comer, con parte del grupo resentido por el esfuerzo matutino, decidimos retornar, también por las dunas, hasta llegar al campamento. Nuestro amigo Ari Vatanen, con un coche bastante limitado cogió el aire a las dunas con rapidez, y salvo un par de enganchadas, un cabreo de quince minutos, durante todo el viaje, pilotó como un tuareg auténtico.
Al salir de las dunas el coche de Javier hace un ruido nada amistoso. Diferencial roto y difícil reparación.
Al llegar, la misma “rutina” ducha, dominó, gin tonic y comentarios de la ruta, arena, dunas, coches y ¿Qué nos espera mañana?...
Tercera etapa: Ksarguilane – Ksarguilane II:
Otra mañana, no muy madrugada, por cierto, motos repostadas y, en marcha. Primero nos alejamos por las rápidas pistas del sur y luego atacamos el macizo de dunas desde fuera y en esta ocasión el desierto estaba generoso y junto a la mejor traza del grupo, hizo que el día fuese una etapa gloriosa. Al internarnos en las dunas más difíciles uno de los coches decide regresar por la pista convencional. Además el coche de Javier, sigue el los “boxes” de Ksarguilane…
Después de varias horas subiendo y bajando dunas, el equipo de motos decide dar la vuelta y regresar al hotel, pero un pequeño empujoncito, hace que nos atrevamos a remontar la pared más alta y difícil. Normalmente no se puede hacer, pero esa tarde sí. Todos para arriba, creo que remontamos unos trescientos metros de altura en diferentes escalones, para todos fue muy adrenalítico. Al llegar arriba, los coches bajaron primero, la bajada espectacular.
El día prometía aventuras, pero había que buscar la saluda del valle y para evitar más de treinta kilómetros nos atrevimos a salir por una pared parecida, pero más difícil de subida. Lo conseguimos…
Esa tarde noche los comentarios eran diferentes, había más euforia, el ego bien alto, el reto era casi imposible (de hecho en otras ocasiones no se había logrado) y se conquistó. El gin tonic sabe mejor, la partida de dominó con más tono, en fin, el whiski breafing más animado y el descanso mejor.
Otra buena noticia, el coche de Javier, se ha reparado a la una de la madrugada, pero tenemos coche…
Cuarta etapa: Ksarguilane – Matmata:
Además de madrugar algo menos, algunas motos sin repostar, y una avería de una moto. Hace que el grupo salga algo más tarde, pero al rato estamos de camino, de nuevo a las dunas, pero menos. Pasamos todo el día por las cercanías de Ksarguilane hasta la hora de comer, justo cuando salimos de las dunas comemos en un nuevo campamento que han construido, pero no tienen comida, hemos de sacar nuestro víveres. Remontamos la famosa Pipe Line hasta llegar a la población de Matmata, conocida por sus viviendas trogloditas, excavadas en la montaña, de hecho en el hotel que estamos alojados quedan algunas originales.
Por fin estamos en un hotel convencional, y pasamos la noche, todavía nos quedan más etapas de desierto, precisamente la siguiente, es la reina del viaje…
Tenemos otra avería, se puede reparar en la carretera, pero otra vez nos acostamos muy tarde. A las tantas de la noche recibo la llamada del mecánico local, la moto de Pepe, está reparada…
Quinta etapa: Matmata - Douz:
Hay que salir bien temprano, la moto de Pepe se prueba y funciona muy bien, salimos, primero a repostar, luego por pistas hasta el punto del primer reportaje, justo al pie de las dunas. Nos espera una etapa de varias horas de desierto, sin posible vuelta atrás. El grupo está bien mentalizado y las motos sacan ventaja a los coches, hasta que se acercan a las dunas, allí nos agrupamos y juntos escalamos un macizo de unos veinte kilómetros, pero la arena está perfecta y nos permite pasar sin deshinchar los neumáticos, algún piloto confiesa que ha sido la mejor etapa africana de su vida. Estoy de acuerdo, ha sido una etapa preciosa.
Salimos de las dunas y al llegar a las pistas rápidas las motos desaparecen de nuestra vista, y hasta la puerta del hotel no nos agrupamos.
Después de la ducha y de un divertido y saludable Hammam hacemos una tarde cotidiana, hasta la hora del fútbol, que nos vamos a ver cómo pierde el Madrid contra el Liverpool.
Se nos acaba el viaje, pero todavía queda alguna etapa entretenida.
Sexta etapa: Douz - Tozeur:
Aún sin saberlo, iba a ser la última etapa de desierto, en moto. El objetivo era rodear el conocido Chott el Jerid, lago salado de gran tamaño. Las motos, al llegar al Chott se metieron por las cercanías de la pista, pero atravesando campos y superficies saladas. Los coches hicieron un recorrido más conservador, ya que en muchos sitios el barro atraparía, sin remedio, las ruedas imposibilitando la salida, provocando, incluso la pérdida de varias horas o incluso días. No obstante, los coches atravesaron tramos con dificultad extrema y con cruzadas dignas de pilotos del mundial de rallyes.
A la hora de la comida, los motoristas había sacado una ventaja de casi una hora, en las pistas con piedras o grava, las KTM van como rayos…
Al atardecer llegamos al magnífico hotel Diar Cheriat, una verdadera joya de la arquitectura árabe, es un auténtico palacio magníficamente conservado y dirigido. Es un lugar de increíble belleza y buen servicio. Tanto las habitaciones como la comida están sobresalientes.
Antes de la cena, lavada general de motos y coches, paseo por el bullicioso zoco de Tozeur y al hotel.
Por la noche, más de lo mismo, los profesionales del dominó, los comentarios, etc.…
Séptima etapa: Tozeur:
A la hora de la cita por la mañana, no hay mucha gente del grupo, de hecho los motoristas llegan más tarde y vestidos de turistas…
Después de varios ¿qué hacemos?, me parece bien, yo no, etc.… alquilamos cuatro boogies con motor de 500 CC. Y damos un paseo (bueno por decir algo), menos más que llevábamos un guía local con un quad marcando el ritmo, si no…
Vaya etapa más divertida por los alrededores de Tozeur, llegamos al decorado donde se rodó la película Star Wars. A la vuelta y después de cuatro horas de quemar adrenalina y ruedas, regresamos, bien “enharinados” al hotel, parecíamos panaderos…
Ducha y luego cena en un restaurante de primera calidad en la ciudad, verdaderamente la comida estaba muy buena, pero el ánimo del grupo era lo mejor. Era la última cena juntos, el grupo de logística saldría rodando al día siguiente y el grupo de pilotos volando, bien temprano.
Octava etapa: Tozeur – Túnez y Tozeur – Hammamet para otros:
A las 04:00 h. de la madrugada, canta el gallo, los motoristas van al aeropuerto a tomar el primer avión de la mañana (a las 06:00 h.) y con sueño… Dirección Túnez donde se pasa la última jornada en África (por el momento) y al día siguiente a Barcelona… el resto del grupo, por carretera a Hammamet a esperar el barco y para Barcelona.
Muchas gracias a Joan, Santi, Pepe, Demetri, Pedro, Joao, Felipe, Javier, el otro Javier y Manolo, que han hecho un grupo muy divertido…y que ha logrado cotas de pilotaje difíciles de igualar y si no que pregunten a “los italianos” J
Y como decimos los viajeros, este final de viaje, es el inicio de otro…