(Estas son mis impresiones telegráficas, que nadie espere un relato pormenorizado y fiel del viaje. Son tan sólo impresiones personales y por tanto subjetivas, más o menos).
La Gran Aventura del desierto comienza con las colas en el puerto, allí conoces a los que serán compañeros de aventura y empiezas a babear de pura envidia al ver qué monstruos de la mecánica manejan algunos afortunados, que te mostrarán sus snorkels humeantes en las dunas, cuando pasen como exhalaciones por tu lado, mientras esperas una eslinga salvadora que tire de tu coche y te saque de las hermosas arenas, siempre cambiantes de forma, de color, de matices, que atraen y seducen como sirenas homéricas...