CRÓNICA DE UN VIAJE A LIBIA – OCTUBRE DE 2009
Hace miles de años, el corazón del Sahara en Libia, era un vergel. Ahora, es viento y polvo y cuesta de imaginar que en otros tiempos por allí corriera el agua y la vida. Cuando contemplas la inmensidad de los valles del Ubari y del Murzuq te invanden varias sensaciones: paz, tranquilidad, también desasosiego, respeto, melancolía…tardas varios días en darte cuenta de que estás delante de las edades de la tierra, que allí no eres nada y nada queda cuando te vas. Allí te das cuenta del paso del tiempo, puedes olerlo. Eres consciente. El desierto es evocador…quizás sea lo más fascinante.